Viaje a Etiopía día 02/12/2016
02/12/2016.-
Nos levantamos a las 06:00, desayunamos a las 06:30 : Café etíope con leche,
tostadas con mantequilla y mermelada y huevos. A las 07:00 salimos por
carretera y lloviendo.
A
las 10:00 sigue lloviendo a mares, hacemos una parada técnica y aprovechamos
para hacer fotos.
Una
mujer anuncia algo con una campana, protegiéndose de la lluvia con una
sombrilla, mientras a su lado se muestran unos carteles de la lapidación de
algún mártir junto con una estampa de la virgen y el niño coronados y a sus
pies,en una raida alfombra, los fieles dejan algún donativo.
En
la parte de atrás una mujer pela ajos, mientras un gallo aguanta el chaparrón.
Vigila toda la escena una especie de ave carroñera en su atalaya, sin perder
detalle.
Media
hora más tarde nos detenemos al borde de la carretera para contemplar a través
de los cristales, bajo la lluvia, los hermosos campos de té.
A
las 11:15 paramos para repostar en una gasolinera, ya no tendremos más ocasión
hasta dentro de 5 o 6 días, así que se llena el depósito y los bidones que
llevamos en el techo. Después, cuando haga falta , se trasvasará el gasoil de
los bidones al depósito con un tubo de goma.
Enseguida
nos vemos rodeados de niños que se acercan curiosos y todos quieren salir en la
foto, a pesar de su pobreza, algunos van descalzos y está lloviendo y de sus
ropitas raidas muestran una alegría inusitada.
Me
adentro en sus casas hechas de adobe, chapas y palos. Más humildad no cabe y
sin embargo me reciben sonrientes y me ofrecen té que rechazo amablemente por precaución.
Otra
mujer al verme entrar en su casa, se sienta atemorizada protegiendo a su hijo
mientras el marido me observa con cautela.
Al
instante y al ver mis intenciones se saca el pecho y comienza a amamantar a su
hijo, confiada.
Cuesta
seguir el camino con lo que menos visto y sólo poderlos socorrer con unos
cuantos Birr.
Se
agolpan junto a los coches para despedirnos con esa sonrisa eterna que nunca
olvidaré.
Se
acabaron las carreteras. A partir de aquí solo circularemos por pistas, lechos
de ríos o campo a través. Atravesamos la región de Bonga.



¿El servicio? al fondo, detrás del árbol.
Cerca de las dos de la
tarde hacemos un alto en el camino para comer de picnic, hoy tenemos dos suculentos y generosos sandwichs con patatas
fritas y kétchup. Enseguida se nos acerca un grupo de personas y comparto mi
comida con ellos, supongo que a los niños les encantará probar un poco de
comida extranjera, así que se comen casi todo. Yo ya tendré tiempo de comer
después.

Sobre
las 14:30 hacemos una nueva parada en un poblado para comprar algunas cosas y
hacer algunas fotos de interiores y retratos, que es lo que más me gusta. Con
mucha amabilidad entro en algunas de las casas durante una media hora, hasta
que la situación se pone un poco más tensa porque algunos hombres quieren
controlar la situación. Supongo que para pedir dinero.
Continuamos el camino por una pista que no está en muy mal estado, aunque estrecha y polvorienta.
Última parada técnica ya va cayendo la tarde y queda menos para llegar al camping.
Son las 18:10 y está anocheciendo, por fín llegamos al destino: Es una explanada con césped natural donde hay algunas chozas pero ... no son para nosotros, sino que pertenecen a unos nativos que enseguida aparecen en escena. Nosotros dormiremos en tiendas de campaña con colchonetas. Estamos en Kibish.


Mientras nuestra amiga Paloma no pierde puntada y hace de las suyas con los niños, buscando un buen encuadre.
Yo también hago estas fotos para ver el ambientazo del camping.
¿El servicio? al fondo, detrás del árbol.
Los cocineros ponen la mesa y la cena y nos sentamos a comer agradablemente sorprendidos de lo bien organizado que está todo y lo buena y abundante que es la comida. La sopa está buenísima y todo limpio y preparado con esmero. Al rato siento frío y voy a por el polar. Me temo que demasiado tarde, ya lo he pillado.
Sobre las nueve nos vamos a dormir. Ha sido un larguísimo y excitante día.



































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